La mezcla multicolor de tradiciones ancestrales se acopla en la provincia de Imbabura para la confección artesanal de los más hermosos tejidos del Ecuador.
El que los artesanos tejedores consigan motivos geométricos de perfecta simetría, sin nociones teóricas de diseño, solo se explica por la posibilidad de un largo período de experimentación.
El aprendizaje se hace en forma práctica, hereditaria, de padres a hijos y dura aproximadamente un año el adiestramiento, los niños empiezan el aprendizaje a los 8 o 10 años de edad, este trabajo por tradición lo han realizado solamente hombres, aunque hay mujeres tejedoras que usan telares de cintura para la fabricación únicamente de fajas.
Las fajas son los únicos tejidos que llevan motivos decorativos, propios de cada comunidad de tejedores, aunque se advierte la representación de aves, animales, figuras humanas y motivos geométricos, de profundo contenido simbólico.
Es admirable el sentido del artesano para colocar una cantidad de inguiles, que corresponden a los diferentes ligamentos; llama la atención la manera de irlos levantando en cierto orden, sin equivocación posible, para lograr el diseño mentalmente concebido. Cualquier equivocación en esta fase del trabajo provocaría una imperfección totalmente visible en el aspecto del textil.
El que los artesanos tejedores consigan motivos geométricos de perfecta simetría, sin nociones teóricas de diseño, solo se explica por la posibilidad de un largo período de experimentación.
El aprendizaje se hace en forma práctica, hereditaria, de padres a hijos y dura aproximadamente un año el adiestramiento, los niños empiezan el aprendizaje a los 8 o 10 años de edad, este trabajo por tradición lo han realizado solamente hombres, aunque hay mujeres tejedoras que usan telares de cintura para la fabricación únicamente de fajas.
Las fajas son los únicos tejidos que llevan motivos decorativos, propios de cada comunidad de tejedores, aunque se advierte la representación de aves, animales, figuras humanas y motivos geométricos, de profundo contenido simbólico.
Es admirable el sentido del artesano para colocar una cantidad de inguiles, que corresponden a los diferentes ligamentos; llama la atención la manera de irlos levantando en cierto orden, sin equivocación posible, para lograr el diseño mentalmente concebido. Cualquier equivocación en esta fase del trabajo provocaría una imperfección totalmente visible en el aspecto del textil.
Toda la producción familiar, de los amigos y vecinos se reúne el fin de semana para irlos a vender el sábado en el colorido mercado artesanal de Otavalo, además de distribuirlos a mercados de Guayaquil, Quito, Cuenca y Loja, y, en el exterior llega a Colombia, Venezuela, Panamá, EE.UU., España, Alemania, Francia e Inglaterra.
Vestimenta:
Las mujeres llevan camisona blanca bordada a nivel del cuello, espalda, codos, mangas y en la base; anacos de diversos colores sostenidos por una faja o chumbi. El atuendo se complementa con collares de colores o Huallcas y aretes, unas fajillas que utilizan para envolver su cabello como si estuviera trenzado, alpargatas con capelladas azul marino. Llevan además una cinta envuelta en la cintura de la que puede ser amarilla o azul, con las cuales se realizará el tejido.
Los hombres llevan camisa blanca bordada y pantalón blanco, poncho de color rojo con franjas de color azul, doblado a nivel de los hombros y sostenido por una faja o chumbi a nivel de la cintura, alpargatas con capellada blanca
Ubicación: